Bienvenido a Libro Abierto de Oswaldo Salom Olávez

Se trata de un libro lleno de filosofía popular, que enseña al hombre de cualquier edad, hasta a niños con uso de razón, su contenido general de la sicología necesaria para aumentar la cultura general. Su contenido Valioso aborda temas tales como, Cultura general antigua y contemporánea, Ciencia especializada de interés personal, Historia universal y actual, Psicología aplicada al conocimiento, Anécdotas de valor imperecedero, Cuentos originales del pasado, Motivación al estudio y la superación, Ampliación del conocimiento personal, Inicio a la investigación cultural, Una actualización en el ámbito general de la vida. Libro Abierto es único en su estilo. Enseña y mantiene en acción constante a sus lectores. Usted lo recibe gratis, no tiene costo alguno, ni penitencia para adquirirlo; es una guía a los padres para enseñar en familia.

martes, 30 de agosto de 2011

41. EL ADORNO

Un elemento imprescindible en el buen vestir. Se tiene que observar el buen gusto en la decoración personal, eso quiere decir que tanto la Dama como el caballero, tendrán mucho cuidado con la forma de vestir y sus respectivos adornos.

Por ejemplo, el maquillaje, este debe ser muy bien usado, evitando los colores muy resaltados en los labios y en la mejillas, también cejas y pestanas. No se trata de mucha pintura, que Usted amiga no se parezca a una careta de carnaval.

Las prendas, zarcillos, pulseras, anillos, collares, dijes y un sin fin de adornos, se tienen que usar con la debida discreción. Yo estoy de acuerdo y respeto que usted amiga damita, use los adornos del momento, ejemplo: un collar que parezca la cadena que amarra la puerta de la catedral, estoy de acuerdo y si a usted le queda bien. Las medallas o dijes que cuelgan también tienen un parecido a una tapa de olla, por lo grande y llamativo-también estoy de acuerdo.

El adorno femenino ha evolucionado mucho y está muy bonito…Mi recomendación es que se usen con discreción. No se exceda en 4 collares, tres anillos en cada dedo, ocho pulseras en cada brazo, porque se corre el riesgo que las otras damitas las tilden de una quincalla ambulante.

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